Y la Globalización y la Historia se olvidaron de África ...
A mediados del siglo XX, el PIB per cápita en América Latina y Asia no era muy distinto al africano. ¡Y era Asia, y no África, la última! Pero, desde entonces, ambas regiones han crecido notablemente mientras que África –en especial, la subsahariana– apenas logra mantener el nivel. Son muchos los que atribuyen el pobre crecimiento africano a su geografía y a cómo ésta ha condicionado la historia del continente.
Para explicar por qué África ha prosperado menos que el resto de países en desarrollo, lo natural es examinar primero sus factores productivos –fuerza de trabajo, tierra y capital (físico y humano)–. Jeffrey Sachs –director entre 2002 y 2006 del Proyecto del Milenio de las Naciones Unidas– sostiene que la productividad en África es muy baja y que ello se debe, en gran medida, a la localización poco afortunada del continente vecino.
Además del impacto directo de la geografía sobre el crecimiento, varios estudios defienden la existencia de otra vía de impacto no menos importante: la calidad de las instituciones. Es decir, el conjunto de leyes y organismos normativos de un país que proporcionan la infraestructura reguladora necesaria para desarrollar la actividad económica. Según esta línea de pensamiento, la localización de África entre los dos trópicos determinó la adopción de unas instituciones deficientes que frenaron la inversión y redujeron así su capacidad de adaptarse a una geografía poco favorable. Para entender la base de dichas hipótesis es preciso hacer un poco de historia y rememorar la colonización.
De la colonización europea nacieron países exitosos –como EEUU, Canadá o Australia –, pero también países pobres –como algunos en América Latina y muchos en África –. El pasado colonial de África ha contribuido también a otro de sus principales problemas: el elevado número de conflictos bélicos. Hay quien argumenta que la colonización dividió el continente en distintos países de forma totalmente artificial sin atender a su composición étnica. Como consecuencia, los estados africanos suelen estar más fraccionados étnica y lingüísticamente que en el resto del mundo. La combinación de una elevada diversidad étnica, la abundancia de recursos naturales y la persistencia de gobiernos dictatoriales ha contribuido a los brotes de violencia que han azotado al continente.
Para saber más podéis consultar el documento completo en el siguiente enlace. Igualmente podéis consultar los trabajos del profesor Prados (Universidad Carlos III de Madrid).
Y si os gusta la buena literatura, no podéis dejar de leer: El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad
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