El paso de la Gran Moderación a la Gran Estanflación según Roubini (agosto 2022)
Veamos en qué consistió esta etapa de Gran Moderación (aproximadamente, entre 1990 y 2008). Tras la estanflación en la década de 1970 y primeros años de 1980, vino un periodo caracterizado por una inflación reducida en las economías avanzadas y un crecimiento económico relativamente estable con recesiones cortas y poco profundas. La razón fundamental radicó en la gran cantidad de impactos positivos desde el lado de la oferta, que aumentaron el crecimiento potencial y redujeron los costes de producción, conteniendo así a la inflación. Durante la era de hiperglobalización posterior a la Guerra Fría, China, Rusia y otras economías emergentes se integraron cada vez más en la economía mundial proporcionando bienes, servicios, energía y productos básicos a bajo coste. Las migraciones a gran escala desde el Sur al Norte pusieron freno a los salarios en las economías avanzadas, las innovaciones tecnológicas redujeron los costes de producción de muchos bienes y servicios, y la relativa estabilidad geopolítica permitió la asignación eficiente de la producción (deslocalización) a lugares más baratos sin que hiciera falta preocuparse por la seguridad de las inversiones.
¿Por qué esta balcanización de la economía mundial es estanflacionaria? El autor menciona las siguientes razones:
1. El envejecimiento demográfico, no solo en los países desarrollados sino también en grandes economías emergentes como China. Los jóvenes suelen producir y ahorrar mientras que las personas de más edad gastan sus ahorros.
2. Situación geopolítica actual. La invasión rusa de Ucrania y la correspondiente respuesta de Occidente trastocaron el comercio de la energía, los alimentos, los fertilizantes, los metales industriales y otros productos básicos. La desvinculación entre Occidente y China se acelera en todas las dimensiones comerciales (bienes, servicios, capital, trabajo, tecnología, datos e información). Además, la situación podría complicarse más si aumentasen las tensiones entre Irán (programa nuclear) e Israel.
3. Debilitamiento del dólar estadounidense como principal moneda de reserva mundial.
4. Cambio climático (más detalles aquí). Las sequías, olas de calor, huracanes y otras catástrofes perturban cada vez más la actividad económica y amenazan las cosechas (impulsando al alza los precios de los alimentos). Al mismo tiempo, los reclamos para llevar adelante la descarbonización están propiciando una menor inversión en la producción de combustibles fósiles antes de que las inversiones en energías renovables sean productivas. Adicionalmente, debido a la invasión humana de ecosistemas frágiles y al deshielo del permafrost siberiano es probable que aparezcan virus desconocidos y se produzcan nuevas pandemias.
5. La guerra informática está elevando los costes de seguridad pública y ciberseguridad.
En la actualidad, la creciente deuda pública y privada (como porcentaje del PIB) y los gigantescos pasivos sin respaldo financiero de la seguridad social y los sistemas de salud -tanto en el sector público como en el privado- suponen un grave riesgo financiero. Los Bancos Centrales se enfrentan en este contexto a una “trampa de la deuda”: sus intentos para reducir la inflación conllevarían un aumento de los tipos de interés que elevarían la carga del servicio de la deuda; esto, a su vez, llevaría a una insolvencia masiva, una cascada de crisis financieras y graves secuelas en la economía real. Por consiguiente, dado que los gobiernos no logran reducir su elevada deuda y déficits con un menor gasto o una mayor recaudación, están recurriendo al denominado “impuesto inflacionario”: transferencia forzosa de riqueza de las personas que tienen dinero hacia los bancos y gobiernos.
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