Ocurrió un 11 de septiembre: Irlanda y Cromwell, la toma de Barcelona y la Diada, Allende y el atentado de las Torres Gemelas en Nueva York


Original aquí
Lo cierto es que un 11 de septiembre cualquiera no trae demasiados buenos recuerdos. Voy a recordar cuatro eventos muy importantes para la historia. En 1649 Cromwell (1599-1658) tomó la ciudad irlandesa de Drogheda ejecutando a más de 3,000 hombres y enviando a otros muchos como esclavos al Caribe. Esta toma de la ciudad se inserta en el contexto de la Conquista de Irlanda por la monarquía parlamentaria inglesa. Las invasiones inglesas se iniciaron en el siglo XII consumándose la ocupación total entre la época de Isabel y Cromwell. Desde entonces la historia irlandesa se convierte en una constante rebelión contra Inglaterra, empeñada en someter la isla mediante la persecución de los católicos, la intervención militar y la confiscación de tierras para posteriormente ser concedidas a colonos ingleses y escoceses. La brutalidad de Cromwell estaría más cerca de ser considerada crímenes de guerra a pesar de las atrocidades que se cometían en las guerras del siglo XVII (una reflexión aquí). Durante este periodo la población irlandesa disminuyó en un porcentaje indeterminado que iría entre el 15% e incluso el 50%. Una vez conquistada Irlanda se aplicaron leyes durísimas en contra de la población irlandesa, al tiempo que se confiscaron grandes extensiones de tierra para ser repartidas, entre a otros, a los generales ingleses que participaron en la contienda. Eso sí, la versión inglesa suele ser diferente: bajo el protectorado (dictadura) de Cromwell (1651-58), Inglaterra extendió sus dominios y fomentó el comercio.



Un 11 de septiembre de 1714 se produjo la toma de Barcelona por las tropas borbónicas. En el seno de una guerra que cambiará el equilibrio de fuerzas en Europa, España se convirtió en campo de batalla entre Inglaterra y Francia. Francia ganó influencia en España gracias al asentamiento de la dinastía borbónica, pero Inglaterra ganó la guerra cuya consecuencia más conocida fue la aplicación del Tratado de Utrecht (1713). En el interior de España, la Corona de Aragón asumió, con más o menos matices, de forma mayoritaria la representación del archiduque Carlos (austracistas) frente a una Castilla borbónica que siguió a Felipe V. No obstante, no conviene generalizar. Por ejemplo, después del sitio y toma de Barcelona por los austracistas, en 1705, huyeron de la ciudad más de 6,000 partidarios de la causa borbónica. Voy a explicar esto un poco más. En 1705 el austracismo era “español” dado que se pensaba en Cataluña con un papel significativo en la gestión política y económica de la monarquía hispana (siguiendo con la tradición de los Reyes Católicos y los Habsburgo de equilibrio entre los distintos territorios de la España interior).

Rafael Casanova
En 1713 comienza el sitio a Barcelona y aparecen las críticas a Castilla ya que hasta entonces había predominado un fuerte sentimiento anti-francés. Un año después aparece un sentimiento “republicano catalán” que abogaba por una Cataluña independiente. El pilar de este republicanismo sería la a burguesía comercial catalana aliada con Inglaterra y Holanda. Así por ejemplo, Feliu de la Penya apostaba por la potenciación de la industria y el comercio catalán: exportación de productos catalanes (vino y aguardiente, principalmente) e importación de productos ingleses y holandeses (tejidos y pescado salado, entre otros). Veamos cuáles fueron los antecedentes más cercanos de este republicanismo catalán. Las sucesivas guerras de la Monarquía Hispana con las Países Bajos (1621-1648), con Francia (1627-29), con Inglaterra (1624-30) y sobre todo la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) obligó a buscar ingresos adicionales. En dicho contexto, el Conde Duque de Olivares envió en 1640 un ejército hacia Cataluña como medida de presión para recaudar más impuestos, hecho que acabó provocando la Guerra de Els Segadors entre la Corona Castellana y las Cortes Catalanas (os recomiendo el libro de Elliot (1963): The Revolts of the Catalans. A study in the decline of Spain, 1598-1640). Esta Guerra del Els Segadors son dos conflictos en uno. Por una parte, el pueblo catalán contra sus dirigentes instalados en la corrupción de las instituciones catalanas. Por otra parte, las elites catalanas contra la influencia castellana. Muy importante qué se entiende por Castilla. Los resortes del poder de la antigua Corona de Castilla se concentran casi exclusivamente en Madrid y en la oligarquía sevillana gracias a la Casa de Contratación (y por extensión el monopolio del comercio americano). En este contexto, aparece la figura del cardenal Richelieu (y su sucesor el cardenal Mazarino) y la agresiva política exterior francesa. De tal forma que en 1640 se instaura una república catalana independiente apoyada por la Francia Absolutista y la aristocracia catalana. Tras la capitulación catalana en 1652, Felipe IV concedió una amnistía general y mantuvo los privilegios del Principado. Con este caldo de cultivo se llega a la Guerra de Sucesión (previamente se ha producido una nueva guerra con Francia que ha dejado a los catalanes con muy pocas ganas de volver a aliarse con la monarquía francesa) donde los candidatos al trono –Felipe V y el archiduque Carlos- son peones de la política exterior francesa e inglesa, respectivamente. Una vez que el archiduque Carlos consigue la corona austriaca pierde su interés por la corona española. Básicamente Inglaterra no lo iba a permitir (su intención es que ni Francia ni Austria sean lo suficientemente fuertes militarmente) y abandona al reino de Aragón y sobre todo al principado de Cataluña a su suerte. En otras palabras, ni Francia en 1640 ni Inglaterra apoyaron a Cataluña realmente ya que Cataluña era un peón más en su intento de debilitar a la Corona Española. La represión contra el Principado de Cataluña fue muy fuerte y en menor medida contra el resto de la Corona de Aragón (Aragón, Valencia e incluso algunos lugares de la provincia de Albacete). De hecho, se abolieron los fueros de la Corona de Aragón: únicamente se respetaron los fueros vascos y Navarra, ya que ambos apoyaron a los Borbones. Dicha represión propició la aparición de ciertos movimientos guerrilleros (apoyados nuevamente por los franceses). Por ejemplo, hacia 1720 Pere Joan Barceló, conocido por Carrasclet, se movía por el Camp de Tarragona con cerca de 1.000 hombres. Sus objetivos consistían en atacar las vías de comunicación del principado, interceptar los correos oficiales e incluso atacar a las tropas borbónicas. Rovira i Virgili escribió que el siglo XVIII consumó la decadencia catalana y la desnacionalización de los catalanes. Paradójicamente y de forma sorprendente la llegada de los Borbones puso fin a la decadencia catalana. ¿Por qué? Porque entre 1750 y 1790 la unificación de leyes y mercados (eliminación de aduanas interiores, libre circulación de productos y apertura del comercio con América) se impuso al centralismo inicial. En cualquier caso, desde entonces el 11 de Septiembre se ha convertido en la fiesta nacional de Cataluña y en símbolo del movimiento independentista.

En 1973 un golpe de estado derrocó al gobierno legal de Salvador Allende (más aquí). En 1970 un Gobierno de Unidad Popular (alianza de partidos de izquierda y centro-izquierda, incluido el Partido Comunista) alcanzó el poder de forma democrática mediante la victoria en las urnas. En un contexto internacional de guerra fría, esta victoria inquietó a Nixon por temor a un efecto dominó en América del Sur. La respuesta no se hizo esperar. La CIA (más documentos aquí) apoyó económicamente a los medios opositores (diarios como El Mercurio o el partido conservador Democracia Cristiana). En junio de 1971 el asesinato del dirigente democristiano Pérez Zujovic tensó las relaciones entre Unidad Popular y Democracia Cristiana. La nacionalización en septiembre de ese mismo año de las grandes minas de cobre sin indemnizar a las multinacionales de EEUU propició el bloqueo financiero y económico estadounidense. El 1 de diciembre se produjo la “marcha de las cacerolas vacías” en contra de la política de Allende. En octubre de 1972 la huelga de los camioneros y de las asociaciones empresariales supuso un problema muy serio para el gobierno de Allende. Se produjeron varios atentados del grupo terrorista de ideología fascista Patria y Libertad. El caos económico y político avanzaba por Chile. En las elecciones de 1973, Unidad Popular ganó nuevamente obteniendo más del 43% de los votos. La polarización y división política se agravó e incluso se temió por el estallido de una guerra civil. En septiembre, el presidente del senado Eduardo Frei y el presidente de la Democracia Cristiana, Patricio Aylwin, fueron advertidos de un golpe de estado. En EEUU el presidente Nixon y el secretario de Estado Kissinger también estaban al corriente. Nadie dijo nada. El golpe de estado realizado por Pinochet fue realmente violento y brutal. 

Original BBC
El bombardeo del Palacio de la Moneda llevó a Salvador Allende a suicidarse un 11 de septiembre de 1973, antes que entregarse a los militares golpistas (sobre la muerte de Allende aquí). Las cifras son harto elocuentes. Más de 3,000 muertos y desaparecidos, más de 1,000 centros de detención clandestinos por todo Chile y más de 30,000 torturados. Podéis ver el Informe sobre Prisión Política y Tortura encargado en 2004 por el ex-presidente Ricardo Lagos. Hoy en día la polémica sobre el golpe sigue suscitando controversia en Chile (declaraciones de Piñera). Más información en el libro Allende, la biografía de Mario Amorós.

En 2001 el mundo cambió para siempre. El mundo entró en el siglo XXI con el brutal atentado a las Torres Gemelas de New York, al Pentágono y la caída de un cuarto avión en Pennsylvania (aquí y aquí). Casi 4,000 muertos causados por el terrorismo radical islámico de Al Qaeda. Las consecuencias políticas y económicas (la política de bajos tipos de interés para evitar la pérdida de confianza, alentó las burbujas inmobiliarias y la crisis de las hipotecas subprime en 2008) de este hecho las seguimos viviendo. Doce años después las sociedades democráticas deben hacer frente al terrorismo de masas. La muerte de Osama bin Laden no parece haber acabado con la influencia de Al Qaeda. El 11S ha transformado política y económicamente (y probablemente también socialmente) a Estados Unidos. Tras dichos atentados EEUU se ha embarcado en dos guerras –Afganistán e Iraq– y sigue inmerso en una crisis financiera. El equilibrio económico está cambiando. 

Original aquí
Todo apunta a que Estados Unidos y China se disputen la hegemonía mundial, pero al mismo tiempo tienen una relación económica de mutua dependencia. La Unión Europea está fuertemente endeudada. América Latina tiene un gravísimo problema con el crimen organizado. En Asia se está consolidando el ascenso de China e India frente a Japón. La globalización económica ha propiciado el ascenso de nuevos actores como Rusia, Brasil, Turquía e Indonesia, entre otros. Las redes sociales han estimulado la denominada primavera árabe. Sin embargo, cómo se está viendo resolver la ecuación recursos naturales, falta de democracia y radicalismo religioso va a constituir un desafío enorme tanto para el mundo árabe como para el resto del planeta. Os recomiendo el Informe de La Vanguardia: el 11S el mundo diez años después (nº 41 octubre-noviembre 2011) y el documental siguiente el 11 de septiembre de 2001

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